El suicidio de Vox.


No tengo la menor idea de la persona de quien depende la estrategia de Vox, pero de lo que sí tengo certeza es que el batacazo de esta formación política en las próximas elecciones en las que se tenga que medir va a ser de campeonato, y si Sánchez e Iglesias no se ponen de acuerdo, puede ser dentro de pocos meses.

Y es que este partido, Vox, que surgió como contra peso a la “derechita cobarde”, no puede bajo ningún concepto entregar las comunidades autónomas de Murcia y Madrid a manos del PSOE, Podemos y adláteres.

Ni la falta de foto oficial, ni del apretón de manos, ni de guiños, ni palmaditas a la espalda de unos a otros; Vox no tiene excusa alguna para permitir, por acción u omisión, que un PSOE a la deriva ideológica y la extrema izquierda más extrema de Europa vuelvan a seguir destrozando Madrid con sus políticas de odio hacia todo lo que huela a España, a cristiano y a derecha.

Tampoco Vox puede condenar a los murcianos a cuatro años de castigo en manos de un gobierno escorado a la extrema izquierda, que suele estar más centrado en destruir los cimientos en los que se fundamentan la cultura y tradiciones de los españoles, que en buscar soluciones para el crecimiento económico, la mejora del empleo y el bienestar de cada uno de los españoles residentes en las autonomía en las que gobiernan.

Vox tiene una línea roja irrenunciable, echar como sea de los gobiernos autonómicos y ayuntamientos donde gobierna a esa extrema izquierda rancia y revanchista, y evitar que por arte de componendas electorales ocupen otras comunidades donde hasta el momento no ha gobernado, porque en caso contrario el coste electoral va a ser muy alto para Vox.

«Lo que sería imperdonable por quienes confiamos en su momento en Vox es ver al socialista Gabilondo presidiendo la Comunidad de Madrid y a Conesa en Murcia, dos sanchistas apoyados por Podemos.»

Y es que somos muchos los que, cansados de tanto revanchismo guerra civilista de la izquierda española gobernante y de una derecha pusilánime, confiamos en Vox como ese partido que pondría a ambos en su sitio; pero nunca nos hubiésemos imaginado que nuestro voto, mayoritario a la derecha por otro lado, sirviese para mantener, e incluso dar nueva carnaza, a PSOE y Podemos.

No, señor Abascal, no. Favorecer que la izquierda siga en Madrid o entre en Murcia no absteniéndose en la votación de la investidura de los nuevos gobiernos autonómicos, es lo mismo que Vox hizo en Andalucía, pero en este caso cumpliendo con el compromiso contraído con todos sus electores, ayudar a echar al PSOE a la calle.

Después serán los momentos de exigir el pago del apoyo dado a quien quiere gobernar sin tan siquiera dar las gracias, la votación de presupuestos es un buen momento para ello, pero lo que sería imperdonable por quienes confiamos en su momento en Vox es ver al socialista Gabilondo presidiendo la Comunidad de Madrid y a Conesa en Murcia, dos sanchistas apoyados por Podemos.

Francisco Márquez

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